El regalo

Sin importarme las políticas de no mascotas, decidí visitar a la señorita de la sonrrisa hermosa que vive cerca de la casa del Sr. A. Esta vez no acudía por una caricia en el lomo ni para que me rascara la cabeza, quería sorprenderla.

Hace ya como un mes, noté como ella miraba con fascinación un ave rosada con pintas cafés que de vez en cuando se acercaba a su ventana, justo en ese momento comprendí que sería un perfecto regalo! Me levante temprano por la mañana y me escondí detrás de una rama de un árbol del parque. Por una hora y media y sin hacer ruido esperé y esperé hasta que de un momento a otro apareció el pajarito. Sin mayor esferzo le enterré los colmillos en su delicioso cuello, brrrgrrrr, fue cosa de segundos para que dejara de moverse.

Una vez que el emplumado personaje estaba frío y tiezo, me metí por la ventana de la habitación de la señorita. Al notar que había una cobija tirada en el suelo resolví que ese era el lugar perfecto para dejar el regalo. Como pude lo envolví y salí de ahi lo más rápido que pude.

Se imaginan la sorpresa, cuando ella levante la cobija para tender su cama encontrará mi regalo!