septiembre 22, 2005

Mi roto y peludo corazón

Desde el principio sabía que esto no sería fácil.

Estaba seguro que mi corazón de gato se rompería, pero no me importó. Me deje llevar por aquella sonrrisa maravillosa que crispaba mis bigotes en segundos. Cómo podía resistirme? Si bastaba que me acariciara el lomo para que me temblaran las patas.

Pero todo terminó, o al menos eso creo.

Ahora, hay que esperar a que ella resuelva sus problemas, y para continuar con la costumbre de perseguir fines inútiles, voy a sentarme en el tejado más alto del barrio a esperar que la última lágrima se seque y ella aparezca de nuevo.

2 Comentarios:

Blogger Damián Arroyo dijo...

vamos gato... si te sentis mal solo debes de correr a mi barrio, y puedes maullar en el techo de mi casa

8:09 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

gato.. esas penas solo se quitan con un buen y exquisito hueso de pescado... lo se por que don gato siempre lo hacia con su pandilla...

buscala e invitala!

9:55 a. m.  

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