septiembre 24, 2005

Adicción

Una despedida que hizo asomar nuestras lágrimas, sonrrisas, caricias y besos. Una despedida que duró menos de 24 horas y que solo probó que tenemos que estar juntos.

A la mañana siguiente y desde el tejado más alto del barrio la veo pasar. La saludo con un movimiento suave de mi cola pero no con la misma fuerza que hubiera querido. Todo el día esperé que en algún momento dejara de pensar en ella. Más tarde me vi obligado a escapar del Sr. A., este al verme tan extraño, se supuso que estaba enfermo e insitía en meterme a una caja para llevarme al veterinario. No tuve otra opción que salir de la casa.

Poco después de ocupar mi lugar en el techo de la casa, la gatita llego a verme. Me imagino que para los otros felinos que pasaban por ahi, parecía que estabamos converzando, pero en realidad, jugábamos a ver quien podía disimular más las ganas de robar un beso, al final, este juego lo perdimos (o ganamos?) los dos.

2 Comentarios:

Blogger Jen® dijo...

gatico descorazonado :(

3:04 p. m.  
Blogger galgata dijo...

Exquisito.

6:15 p. m.  

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